Las grandes comercializadoras mundiales de granos y cereales, conocidas como las empresas “ABCD” (Archer Daniels Midland, Bunge, Cargill y Louis Dreyfuss), han experimentado un notable aumento en sus ganancias en medio de la alta especulación y volatilidad de los precios. Esto ha ocurrido en un contexto marcado por la pandemia y el conflicto entre Rusia y Ucrania, que han elevado el costo de vida global. Estas compañías, que controlan el 70% del comercio global de productos agrícolas, han logrado ganancias significativas, similar a las líderes del sector energético, según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
Por ejemplo, Archer Daniels Midland informó un aumento del 58% en su ganancia operativa en 2022, alcanzando los 4.4 mil millones de dólares. Bunge también experimentó un fuerte rendimiento, con ingresos netos de mil 610 millones de dólares en el mismo período. Estos logros económicos de las comercializadoras coinciden con un período de presiones inflacionarias en todo el mundo.
El control de precios de bienes agrícolas, como maíz, trigo y soja, se lleva a cabo en la Bolsa de Chicago, donde la oferta y la demanda influyen en los precios. Las empresas “ABCD” juegan un papel crucial en la determinación de los costos de estos insumos, ya que adquieren materias primas de productores en Estados Unidos y gestionan sus programas de cobertura.
La especulación en los mercados de futuros también ha contribuido a las ganancias de estas compañías y al encarecimiento de los alimentos. Greenpeace documentó que los principales fondos de cobertura obtuvieron ganancias significativas al inicio del conflicto en Ucrania.
Se destaca la necesidad de regulación y supervisión de estas grandes empresas para evitar abusos y desigualdades en el comercio de productos agrícolas. Organizaciones como Oxfam y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD) proponen impuestos a las ganancias extraordinarias de estas empresas para promover una competencia más justa.
En el contexto mexicano, se denuncia el control corporativo ejercido por estas empresas en la producción y distribución de insumos estratégicos como el maíz transgénico. Se han detectado mecanismos políticos y corporativos, como la “puerta giratoria”, para promover la agenda a favor del maíz transgénico en México, lo que ha llevado a conflictos con el gobierno de Estados Unidos. La concentración del mercado y el poder de estas grandes comercializadoras también tienen un impacto en la inflación y los precios de los alimentos.
En resumen, las grandes comercializadoras de granos y cereales han obtenido ganancias significativas en un contexto de alta especulación y volatilidad de precios, lo que destaca la necesidad de regulación y supervisión en el comercio de productos agrícolas. Sus ganancias extraordinarias también han contribuido al encarecimiento de los alimentos a nivel global.
Fuente: Reporte Indigo
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