¿Por qué los gobiernos siguen subsidiando los combustibles fósiles?

octubre 26, 2023

La lucha contra el cambio climático cuenta con un respaldo considerable por parte de gobiernos de todo el mundo, con objetivos de reducción de carbono cada vez más ambiciosos y políticas en constante crecimiento para abordar este desafío. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, se ha revelado que los subsidios globales a los combustibles fósiles alcanzaron un nuevo récord el año pasado, ascendiendo a aproximadamente 7 billones de dólares, lo que equivale al 7 por ciento del producto interno bruto mundial.

Esta cifra proviene de una evaluación reciente del Fondo Monetario Internacional que toma en cuenta datos detallados de 170 países y una definición integral de subsidio que incluye apoyo directo, compensación de costos de producción y subvaloración de daños ambientales, así como ingresos fiscales no percibidos. Los subsidios explícitos se han más que duplicado desde la evaluación anterior en 2020, superando el billón de dólares, en parte debido a medidas para mitigar los efectos de los altos precios de la energía tras el conflicto en Ucrania.

Los subsidios implícitos, que representan alrededor del 80 por ciento del total, también han aumentado y se espera que continúen aumentando en términos de dólares y como porcentaje del PIB mundial para fines de esta década. Estos subsidios crean una contradicción, ya que al subsidiar los combustibles fósiles para mantenerlos baratos, se neutralizan o contrarrestan otras políticas gubernamentales destinadas a reducir las emisiones y promover fuentes de energía limpia.

El impacto es particularmente grave en el caso del carbón, que contribuye significativamente al cambio climático global y a la contaminación del aire. Se estima que la contaminación del aire exterior provocó 4.5 millones de muertes prematuras en 2019, y el FMI informa que el 80 por ciento del consumo mundial de carbón tuvo un precio que era menos de la mitad de su costo real en 2022.

La eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles no solo reduciría el consumo y las emisiones, sino que también promovería una mayor eficiencia económica. Esto dejaría claro que algunos combustibles fósiles son más perjudiciales que otros y proporcionaría una base transparente para una cooperación internacional más eficaz. Además, recortar los subsidios aumentaría los ingresos gubernamentales, lo que permitiría un mayor gasto en objetivos de mayor impacto, reducir el endeudamiento gubernamental o reducir otros impuestos.

A pesar de las posibles impopularidades, los gobiernos deben abordar esta problemática y eliminar gradualmente los subsidios existentes. Los altos precios de los combustibles fósiles desde 2020 brindan una oportunidad para reducir la brecha con los costos reales sin aumentar los precios. La magnitud de los subsidios actuales es contraproducente y debería ser una prioridad máxima para los gobiernos de todo el mundo en su lucha contra el cambio climático.

Fuente: El Financiero

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